HAY GRAN SUFRIMIENTO EN LA POBLACIÓN, AUTORIDAD VATICANA PIDE REZAR POR VENEZUELA

Cardenal Pietro Parolin / Foto: Flickr de UK in Holy See
PrensaJR / ACI.- El Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, pidió este sábado rezar para que Venezuela encuentre soluciones pacíficas a la actual crisis, pues el país sudamericano “se debate y atraviesa por difíciles situaciones sociales, políticas y económicas, que están produciendo gran sufrimiento en la población”.

El Purpurado hizo este llamado durante la Misa con ocasión del 36° Campamento de los Jóvenes en el Santuario de San Gabriel, en la localidad italiana del Aquila, y organizado en el marco del Año Santo de la Misericordia con el título “La misericordia se ha hecho tienda”. En el evento participan centenares de jóvenes provenientes de Italia, Venezuela y Colombia.

Según informó Radio Vaticana, en su homilía, el Cardenal Parolin transmitió la bendición y los saludos del Papa Francisco y recordó los años transcurridos en Venezuela como Nuncio Apostólico. “Sabemos que Venezuela se debate y atraviesa por difíciles situaciones sociales, políticas y económicas, que están produciendo gran sufrimiento en la población”, señaló.

Por ello, el Secretario de Estado Vaticano invitó a orar por los venezolanos y para que “los protagonistas de la vida pública y los componentes de la sociedad sean sabios y valientes para encontrar soluciones pacíficas a la presente crisis y prevalga en todos el sentido del bien común, de la justicia, de la solidaridad y del amor”.

La crisis política de Venezuela se agravó el 9 de agosto cuando la responsable del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, anunció que, si se cumplen con todos los requisitos, la recolección de las 4 millones de firmas necesarias para activar el referéndum revocatorio se realizaría a finales de octubre.

La iniciativa para revocar al gobierno de Nicolás Maduro fue presentada por la Mesa de la Unidad Democrática en mayo pasado con más de un millón y medio de firmas, pero para poder llamar a nuevas elecciones, la consulta popular debe realizarse en 2016, antes de que el régimen cumpla la mitad del actual periodo.

Sin embargo, tras el anuncio de Lucena, el referéndum podría ser aplazado hasta enero o marzo de 2017. Así, en el caso de perder en la consulta, Maduro solo sería reemplazado por su vicepresidente.

El 12 de julio la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) señaló que la raíz de la crisis está en la imposición de un sistema totalitario e indicó que el CNE “tiene la obligación de cuidar el proceso del referéndum revocatorio para que se realice este año”.

En su declaración, los obispos advirtieron que en Venezuela la democracia “está resquebrajada” y señalaron que impedir o retrasar este referéndum “con múltiples trabas es una medida absurda, pues pone en peligro la estabilidad política y social del país, con fatales consecuencias para personas, instituciones y bienes”.


Además, reiteraron su llamado al gobierno para que permita la entrada de medicamentos al país y ofrecieron “los servicios e infraestructura de Cáritas, y de otras instancias eclesiales”. “Este servicio no es la solución definitiva, pero sí es una ayuda significativa”, señalaron entonces.

SANTO PADRE EN ASÍS

PrensaJR/ACI/.- En ocasión del octavo centenario del “perdón de Asís”, el Papa Francisco llegó hoy a esta ciudad italiana y ofreció una especial meditación sobre la misericordia de Dios.

Queridos hermanos y hermanas

Quisiera recordar hoy, ante todo, las palabras que, según la antigua tradición, San Francisco pronunció justamente aquí ante todo el pueblo y los obispos: «Quiero enviaros a todos al paraíso». ¿Qué cosa más hermosa podía pedir el Poverello (Pobrecillo) de Asís, si no el don de la salvación, de la vida eterna con Dios y de la alegría sin fin, que Jesús obtuvo para nosotros con su muerte y resurrección?

El paraíso, después de todo, ¿qué es sino ese misterio de amor que nos une por siempre con Dios para contemplarlo sin fin? La Iglesia profesa desde siempre esta fe cuando dice creer en la comunión de los santos. Jamás estamos solos cuando vivimos la fe; nos hacen compañía los santos y los beatos, y también las personas queridas que han vivido con sencillez y alegría la fe, y la han testimoniado con su vida. Hay un nexo invisible, pero no por eso menos real, que nos hace ser «un solo cuerpo», en virtud del único Bautismo recibido, animados por «un solo Espíritu» (cf. Ef 4,4).

Quizás San Francisco, cuando pedía al Papa Honorio III la gracia de la indulgencia para quienes venían a la Porciúncula, pensaba en estas palabras de Jesús a sus discípulos: «En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros» (Jn 14,2-3).

La vía maestra es ciertamente la del perdón, que se debe recorrer para lograr ese puesto en el paraíso. Es difícil perdonar. ¿Cuánto nos cuesta perdonar? Pensemos en eso un poco. Y aquí, en la Porciúncula, todo habla de perdón. Qué gran regalo nos ha hecho el Señor enseñándonos a perdonar para experimentar en carne propia la misericordia del Padre. Hemos escuchado hace unos instantes la parábola con la que Jesús nos enseña a perdonar (cf. Mt 18,21-35). ¿Por qué debemos perdonar a una persona que nos ha hecho mal? Porque nosotros somos los primeros que hemos sido perdonados, e infinitamente más. No hay nadie aquí entre nosotros que no haya perdonado. Pensemos en silencio, las cosas malas que hemos hecho y que Dios nos ha perdonado.

La parábola nos dice justamente esto: como Dios nos perdona, así también nosotros debemos perdonar a quien nos hace mal. Es la caricia del perdón, el corazón que acaricia y que perdona. Muy lejos del gesto ‘me la pagarás’.

Exactamente como en la oración que Jesús nos enseñó, el Padre Nuestro, cuando decimos: «Perdona nuestros pecados como también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo» (Mt 6,12). Las deudas son nuestros pecados ante Dios, y nuestros deudores son aquellos que nosotros debemos perdonar.

Cada uno de nosotros podría ser ese siervo de la parábola que tiene que pagar una gran deuda, pero es tan grande que jamás podría lograrlo. También nosotros, cuando en el confesionario nos ponemos de rodillas ante el sacerdote, repetimos simplemente el mismo gesto del siervo. Decimos: «Señor, ten paciencia conmigo». Paciencia conmigo. ¿Alguna vez han pensando en la paciencia de Dios? Nos tiene paciencia.

En efecto, sabemos bien que estamos llenos de defectos y recaemos frecuentemente en los mismos pecados. Sin embargo, Dios no se cansa de ofrecer siempre su perdón cada vez que se lo pedimos. Es un perdón pleno, total, con el que nos da la certeza de que, aun cuando podemos recaer en los mismos pecados, Él tiene piedad de nosotros y no deja de amarnos.

Como el rey de la parábola, Dios se apiada, prueba un sentimiento de piedad junto con el de la ternura: es una expresión para indicar su misericordia para con nosotros. Nuestro Padre se apiada siempre cuando estamos arrepentidos, y nos manda a casa con el corazón tranquilo y sereno, diciéndonos que nos ha liberado y perdonado todo. El perdón de Dios no conoce límites; va más allá de nuestra imaginación y alcanza a quien reconoce, en el íntimo del corazón, haberse equivocado y quiere volver a él. Dios mira el corazón que pide ser perdonado.

El problema, desgraciadamente, surge cuando nosotros nos ponemos a confrontarnos con nuestro hermano que nos ha hecho una pequeña injusticia. La reacción que hemos escuchado en la parábola es muy expresiva, lo tomaba por el cuello, lo sofocaba y le decía: «Págame lo que me debes» (Mt 18,28). En esta escena encontramos todo el drama de nuestras relaciones humanas. Cuando estamos nosotros en deuda con los demás, pretendemos la misericordia; en cambio cuando estamos en crédito, invocamos la justicia. Y todos hacemos esto, todos.

Esta no es la reacción del discípulo de Cristo ni puede ser el estilo de vida de los cristianos. Jesús nos enseña a perdonar, y a hacerlo sin límites: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete» (v. 22). Así pues, lo que nos propone es el amor del Padre, no nuestra pretensión de justicia. En efecto, limitarnos a lo justo, no nos mostraría como discípulos de Cristo, que han obtenido misericordia a los pies de la cruz sólo en virtud del amor del Hijo de Dios. No olvidemos, las palabras severas con las que se concluye la parábola: «Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano» (v. 35).

Queridos hermanos y hermanas: el perdón del que nos habla San Francisco se ha hecho «cauce» aquí en la Porciúncula, y continúa a «generar paraíso» todavía después de ocho siglos. En este Año Santo de la Misericordia, es todavía más evidente cómo la vía del perdón puede renovar verdaderamente la Iglesia y el mundo. Ofrecer el testimonio de la misericordia en el mundo de hoy es una tarea que ninguno de nosotros puede rehuir. Repito: ofrecer el testimonio de la misericordia en el mundo de hoy es una tarea que ninguno de nosotros puede rehuir.

El mundo necesita el perdón; demasiadas personas viven encerradas en el rencor e incuban el odio, porque, incapaces de perdonar, arruinan su propia vida y la de los demás, en lugar de encontrar la alegría de la serenidad y de la paz. Pedimos a San Francisco que interceda por nosotros, para que jamás renunciemos a ser signos humildes de perdón e instrumentos de misericordia.

Invito a los frailes, a los obispos a ir al confesionario. Yo también iré, para estar a disposición del perdón. Hará bien recibirlo hoy, aquí, juntos.

Que el Señor nos dé la gracia de decir esa palabra que el Padre no nos deja terminar: esa que ha dicho el hijo pródigo, padre he pecado con… le he tapado la boca. Lo ha abrazado. Nosotros comenzamos a decirle y Él nos tapará la boca y nos abrazará.


‘Padre, mañana tengo miedo de decir lo mismo’. No importa, vuelve, El Padre siempre mira el camino, mira en espera de que vuelva el hijo pródigo. Y todos nosotros lo somos. 

Que el Señor nos dé esta gracia.
Papa Francisco

POSIBLE MEDIACIÓN DEL VATICANO EN LA ACTUAL SITUACIÓN DE VENEZUELA

Papa Francisco En El Avión - Osservatore Romano
PrensaJR / Zenit.- En el viaje de regreso de Polonia, Francisco responde a las preguntas de los periodistas que le acompañan en el vuelo papal.


En la última semana  –recordó un periodista al hacer su pregunta– el secretario general de UNASUR, Ernesto Samper, ha hablado de una mediación del Vaticano – Venezuela. ¿Es un diálogo concreto? ¿Es una posibilidad real? El Santo Padre recordando los contactos que ha tenido con Maduro hasta el momento, indicó que cree que “en el grupo de la mediación alguno, y no sé si el gobierno también, quiere un representante de la Santa Sede”.