15/03/2020 / COMUNICADO PRESIDENCIA CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA.

COMUNICADO PRESIDENCIA CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA.

1.- Como hemos podido conocer la pandemia originada por el “Coronavirus” COVID-19 ha llegado a nuestra patria Venezuela. Esto ha llevado al Ejecutivo Nacional a dictar algunas medidas exigentes para todos los ciudadanos. Una de ellas ha sido la declaración de “cuarentena social” en 7 estados de nuestro país: Zulia, Táchira, Apure, Cojedes, Miranda, La Guaira y Región Capital.

2.- Se trata de una medida que exige a todos los ciudadanos permanecer en sus hogares ya que se han suspendido los trabajos, las clases, y todas las manifestaciones de carácter público. Esta medida incluye a los actos de cultos de todas las religiones y de la Iglesia Católica.

3.- En vista de ello, teniendo en cuenta que en otros países ya se han dado estos pasos, desde la CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA recomendamos a todos los fieles católicos acatar las directrices emanadas y que apuntan al bien común y a la defensa de la salud de todos sin excepción.

4.- Ante la gravedad que conlleva la situación que estamos pasando, desde la Conferencia Episcopal Venezolana se está tomando la decisión de posponer todas las actividades de carácter formativo y catequético, así como las procesiones, fiestas patronales, peregrinaciones y actos religiosos. En esta misma línea, tomamos la dolorosa decisión de suspender todos los actos litúrgicos, incluida la celebración eucarística hasta nuevo aviso. Sólo se celebrarán las exequias y el sacramento de la unción de los enfermos, tomando muy en cuenta los lineamientos ya dictados. Cada hermano Obispo en su Diócesis tomará las previsiones del caso y dará las directrices particulares que considere oportunas.

5.- La Iglesia en Venezuela, servidora del pueblo al cual pertenece, está dispuesta a cooperar con las autoridades sanitarias en todo lo que esté a su alcance y que vaya en beneficio de todos. Por ello invitamos a nuestras instituciones de ayuda como Cáritas y la acción social de nuestras parroquias que sirven alimentos y distribuyen medicamentos a pensar la mejor manera de prestar el servicio sin que haya aglomeraciones de personas.

6.- Se trata de un momento duro y una prueba de la cual hemos de salir victoriosos por nuestra fe y esperanza que han de expresarse en nuestra caridad y solidaridad. Por ello, invitamos a todos los hermanos de nuestra nación a que nos acerquemos más a Dios. En estos tiempos de crisis sanitaria hemos de recordar que el Señor está en medio de nosotros y no nos abandona. Él “es la roca que nos salva”.

7.- En cada una de nuestras Diócesis, los Obispos con sus presbiterios ciertamente organizarán acciones evangelizadoras y momentos de oración, para lo cual se valdrán de los medios de comunicación social y las redes sociales. Animamos a todos para que, en el nombre de Dios, superemos esta gran dificultad y amenaza contra la salud del pueblo. Que al cumplir con las directrices y medidas, lo hagamos no por miedo a represalias sino por el compromiso nacido del hecho de ser hermanos, hijos de Dios.

8.- Pedimos a todas las autoridades que se dediquen a atender las necesidades de nuestra gente, garantizándole la protección necesaria, el respeto y el acceso a todos los recursos que se necesitan para una sana convivencia (alimentos, agua, energía eléctrica, atención médica, etc.). Lamentablemente hay personas inescrupulosas que, valiéndose de la urgencia del momento, está especulando y subiendo de manera irracional precios de algunos insumos necesarios. Esta es una grave falta que debe ser rechazada por todos. Quienes así actúan no tienen temor de Dios. 

9.- Seguimos en las manos del Dios de la Vida y del Amor, quien desde la Cruz dio la liberación integral a toda la humanidad: que su Corazón amoroso detenga todo mal sobre nuestro país y nos permita salir pronto de esta emergencia. Recordamos que el día 19 de marzo, tendremos en toda Venezuela, desde nuestros hogares y lugares de culto donde se pueda, una intensa jornada de oración pidiendo a Dios la liberación de ese flagelo. También nos encomendamos a la maternal protección de María de Venezuela, la Virgen de Coromoto. 

Caracas 15 de marzo del año 2020,

José Luis Azuaje Ayala
Arzobispo de Maracaibo
Presidente CEV

Mario Moronta
Obispo de San Cristobal
1° Vicepresidente de la CEV

Raul Biord Castillo
Obispo de la Guaira
2° Vicepresidente de la CEV

José Trinidad Fernández Angulo
Obispo Auxiliar de Caracas
Secretario General de la CEV

https://conferenciaepiscopalvenezolana.com/comunicado-de-la-presidencia-de-la-cev-a-todos-los-fieles-catolicos-recomendaciones-que-apuntan-al-bien-comun-y-a-la-defensa-de-la-salud

COMUNICADO MEDIDAS PREVENTIVAS EN EL ÁMBITO ECLESIAL ANTE LA PRESENCIA DEL CORONAVIRUS (COVID-19)


COMUNICADO


MEDIDAS PREVENTIVAS EN EL ÁMBITO ECLESIAL ANTE LA PRESENCIA DEL CORONAVIRUS
(COVID-19)

“He venido para que todos tengan vida y vida en abundancia” (Jn 10,10).

La Conferencia Episcopal Venezolana, a través de su Presidencia, quiere brindar algunas indicaciones y acciones preventivas muy concretas al pueblo de Dios, ante la presencia del COVID-19 (Coronavirus) en el país.

1.- En el mundo entero hay una gran preocupación ante la propagación del COVID-19, que ha afectado a un número considerable de personas de diversos países con el lamentable saldo de muertes y de la paralización de actividades de toda índole, que indica un verdadero problema de salud, siendo considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una Pandemia.

2.- Cada país va tomando sus precauciones en torno a su propia realidad, también en Venezuela debemos hacer lo mismo, considerando seriamente que se trata de una enfermedad que puede comprometer la vida, por lo que es necesario brindar la atención debida y centrarse en elementos propios de la prevención, por lo que son necesarias algunas indicaciones:

  1. Como nos encontramos en el tiempo litúrgico de la Cuaresma en camino hacia la Semana Santa, se deben fomentar los actos de piedad personal y oración (culto interior), principalmente pidiendo por los enfermos, los ancianos, los más pobres, y por quienes los asisten. Es prudente limitar la actividad grupal, por lo que debemos orar insistentemente a Dios principalmente desde nuestras Iglesias domésticas (Familias, Hogar), por la salud de la comunidad y del mundo entero, hasta que podamos retornar a la normalidad de las actividades eclesiales.
  2. Exhortamos a las personas que se encuentren enfermas o con síntomas de resfriado o gripe, o personas de edad muy avanzada, quedarse en sus casas, visitar al médico si hay algún síntoma del virus. Es un acto de caridad el que no asistan a las celebraciones litúrgicas, así sea el domingo o los actos de la  Semana Santa. Pueden unirse a ellos, a través de los medios de comunicación social.
  1. Se le ruega a los párrocos suprimir donde existan, los recipientes de agua bendita e insistirle a los fieles que mientras dure la emergencia, no se pueden tocar las imágenes sagradas porque pueden convertirse en foco de transmisión del virus.
  2. El rito de la paz que en nuestro país se celebra con gran entusiasmo, por el bien de todos debe suprimirse hasta nuevo aviso, o en caso contrario, se hará un gesto que no implique un contacto físico.
  3. Para el rito de la comunión, “todo fiel tiene siempre derecho a elegir si desea recibir la Sagrada Comunión en la boca o en la mano” (Redemptionis Sacramentum, 92; OGMR, 84-89), por lo que, ante la amenaza de contagio del COVID-19, se debe recibir la comunión en la mano, así como evitar la distribución de la comunión bajo las dos especies.
  4. Los ministros de la comunión deben extremar las medidas de higiene, lavándose las manos antes y después de las ceremonias litúrgicas. Se ruega a los sacerdotes que estén padeciendo alguna afección gripal o respiratoria, que mientras estén en esta situación, no celebren la Eucaristía con fieles, mucho menos distribuyan la sagrada comunión o confesar.
  5. Es recomendable que los sacerdotes confesores usen una mascarilla (tapa boca) cuando ejerzan este ministerio del perdón, o bien cuando lleven la comunión a los enfermos. No debe entenderse esto como un desprecio a las personas, sino como prevención de contagio mutuo entre el confesor y penitente.
  6. La comunidad debe saber que aún no han sido suspendidas las eucaristías; las autoridades de la Iglesia católica estarán observando la evolución del COVID-19 en el país para tomar decisiones al respecto. Lo que se pide ahora es observar estrictamente las normas antes referidas.
  7. Es recomendable evitar el contacto físico en todos los espacios y celebraciones eclesiales. Conscientes de la forma como se propaga el virus, persona a  persona, se pide diferir los encuentros masivos, asambleas, reuniones religiosas o formativas, los actos de piedad y devoción, hasta que haya pasado el peligro de contagio y las autoridades sanitarias lo indiquen.
  8. A los señores párrocos se les invita a reprogramar las diversas actividades pastorales, principalmente la catequesis parroquial, siguiendo las indicaciones de las autoridades sobre la situación del COVID-19 en el país.
  9. Los fieles deben discernir la verdad de las informaciones que corren por las redes, y seguir las instrucciones de las autoridades de la salud a nivel internacional y nacional, para evitar el contagio y la propagación de la enfermedad, así como evitar el pánico y el nerviosismo, actuar con tranquilidad y con responsabilidad pensando en el bien de todos.
  10. En cuanto al sector educativo se deben seguir las indicaciones de las autoridades educativas sobre la materia, pero es propicio también instruir sobre las normas preventivas a seguir en nuestras instituciones educativas y en nuestros seminarios.


3.-Pedimos al gobierno nacional y los gobiernos regionales, dotar a los hospitales y centros de salud de lo necesario en instrumentos médicos y de protección, para atender a pacientes que presenten el COVID-19.

4.-Exhortamos a todos los creyentes seguidores de Jesús, Buen Pastor, que incentiven la oración para proteger al pueblo venezolano de esta pandemia como lo hemos señalado en el punto 2a. El rezo del Santo Rosario en familia y la adoración ante el Santísimo, son propicios en estos momentos preventivos y de gran preocupación.

5.- Los ciudadanos y más aún los cristianos debemos tomar conciencia que lo que está en juego es la salud del pueblo, su futuro, por lo que es recomendable permanecer el mayor tiempo posible en la casa, evitando lugares públicos, siendo responsables en acatar las normas emanadas por las autoridades sanitarias y por el Obispo local. Es fundamental evitar la propagación masiva de este virus.

  1. .-Exhortamos a toda la comunidad católica para que el próximo jueves 19 de marzo, día de San José, patriarca y protector de la Iglesia, a una gran jornada de oración desde los lugares donde se encuentren cada uno, pero principalmente en familia, en casa, para que por su intercepción Venezuela y el mundo entero sea librado de esta pandemia.

  1. Pedimos la intercepción de la Santísima Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de Coromoto, en este momento difícil para nuestro pueblo; ella maternalmente nos conduce hacia su Hijo Jesucristo, el Dios de la vida.
Con nuestra bendición.
Caracas, 13 de marzo de 2020.

Exhortación pastoral en ocasión del Coronavirus. Cardenal Baltazar Enrique Porras Cardozo


ARQUIDIÓCESIS DE CARACAS GOBIERNO SUPERIOR ECLESIÁSTICO DESPACHO DEL ARZOBISPO


EXHORTACIÓN PASTORAL EN OCASIÓN DEL CORONAVIRUS

Queridos hermanos:

1.- La aparición del Coronavirus, Covid-19, nos ha tomado a todos por sorpresa. Su rápida expansión y la declaración de la OMS como pandemia nos ponen sobre aviso, y las noticias que llegan de países como Italia y España, donde viven familiares y amigos, preocupan. Llama la atención que se anuncian casos en casi todos los países de nuestro entorno y en Venezuela no hay noticias ciertas y confiables pues, por una parte se dice que no hay casos comprobados, y aparecen videos y comunicaciones en los que se afirma que estamos preparados, cuando sabemos la precariedad de los centros hospitalarios y la escasez de medicamentos. Las redes, por su parte, abundan en informaciones contradictorias, ayudando a aumentar la inquietud y el no saber qué hacer.

2.- También es cierto que no tenemos cultura preventiva y seguimos actuando como siempre, no dándole importancia al asunto. He constatado en estos días que valen poco las sugerencias que se dan, pues nos reímos y actuamos “como siempre”.

3.- Como sacerdotes, religiosas, diáconos y/o responsables de comunidades, tenemos la obligación de actuar con cautela, informarnos bien y ayudar en lo que nos compete. La autonomía de lo temporal nos obliga a oír y respetar lo que la ciencia o las autoridades decidan en su momento. Pero esto no nos priva de ser
agentes y protagonistas en lo material, anímico y/o espiritual, para que no estemos dando bandazos y confundir a la gente que recurre a nosotros.

4.- La responsabilidad que tenemos debe ser compartida y asumida por las distintas instancias eclesiales. Tenemos una obligación samaritana. El Papa Francisco nos pide que atendamos a los enfermos y no tengamos miedo en acercarnos a ellos. Es parte esencial de nuestro ministerio estar cerca de la gente. Pero es una gran oportunidad para que los laicos se conviertan en agentes evangelizadores. La prevención está a nuestro alcance. Con una preparación en un taller con gente conocedora y experta, ir a las escuelas, a los sitios de reunión, dentro y fuera de la parroquia a compartir las pequeñas “recetas” que nos indican que hay asuntos muy sencillos que antes lo aprendimos porque eran parte de la Urbanidad de Carreño y de las clases de Formación social, moral y cívica, que cayeron en el olvido y que debemos practicar siempre y no solo en esta coyuntura.

5.- Reunirse con personal sanitario (médicos, enfermeras, voluntarios), bomberos, defensa civil, docentes, para que sean entrenadores y multiplicadores, cada uno en su área, de lo que sea útil para las necesidades concretas de cada comunidad.

6.- El arma más efectiva es la prevención: evitar las aglomeraciones, incluso el transporte público, cosa nada fácil, a la entrada o salida del trabajo, en los mercados y lugares públicos donde se vende de todo. En los centros educacionales atenerse a lo que señalen los directores de los mismos, y no enviar a los hijos si tienen algún síntoma catarral o febril.

Lavarse las manos con agua y jabón, con gel antibacterial si se tiene acceso a él, cada vez que se llega a casa, o cuando se va al baño, o se ha dado la mano o tocado los pasamanos u objetos diversos en la calle, y no tocarse las mucosas (cara, ojos, nariz o partes íntimas) con las manos sucias o no lavadas. Toser o estornudar con un pañuelo o cubrirse la boca. Mantener distancia de al menos un metro con otras personas, algo nada fácil cuando se está en la calle o en una cola. Más complicado, pero debemos hacerlo es no saludar con la mano o dando abrazos y besos a nadie, pues no sabemos en qué condición está. No olvidar que la falta de agua potable o la incapacidad de tener con qué comprar lo elemental es parte de la vida de mucha de nuestra gente.


7.- En los actos religiosos no tocar ni besar las imágenes de nuestra devoción. Comulgar preferentemente en la mano, aunque quien lo pida en la boca no se le puede negar. Darse el rito de la paz con un gesto de la mano o al estilo japonés inclinando la cabeza, pero sin tocar el cuerpo de la otra persona.

8.- Como creyentes, pongámonos en las manos de Dios, con calma y serenidad. Que el pánico no nos paralice, ni le huyamos a la dificultad, la enfermedad y el dolor. San Agustín nos recuerda que “si se acaba la tribulación, se acaba la llamada del Señor”. Nuestro modelo es Jesús quien asumió la pasión y la muerte por nosotros.

9.- El Covid-19 en esta cuaresma es un buen momento para fortalecer la solidaridad y la verdadera fraternidad. “es un tiempo propicio para comprender el valor de la fraternidad, de estar unidos unos a otros de manera indisoluble” e invita a pensar “en el vecino, el compañero de oficina, el amigo de la escuela, pero sobre todo en los médicos y enfermeros que se arriesgan a la contaminación e infección para salvar a los enfermos. Estos trabajadores viven y nos muestran el significado del misterio de la Pascua: entrega y servicio”. “Cultivemos la ‘Sabiduría del Corazón’: que es una ‘actitud infundida por el Espíritu Santo’ en aquellos que saben abrirse al sufrimiento de sus hermanos y hermanas y reconocer en ellos la imagen de Dios” (Card. Turkson).

10.- La cuaresma nos llama a la oración, el ayuno y la limosna. El coronavirus nos puede ayudar a levantar la mirada al cielo, a recordar que somos vulnerables. Con facilidad olvidamos que estamos en las manos de Dios. La Providencia es eso: el cuidado amoroso que Dios tiene de los seres creados. Aunque nosotros nos hayamos olvidado de él, él sigue rigiendo nuestros destinos. Y espera de nosotros una respuesta amorosa.

11.- Para el creyente todo lo humano tiene un “sentido salvífico-misterioso” al que hay que estar atento y discernirlo. Cuanta mayor es la “magnitud e imprevisibilidad” del acontecimiento, mayor es el desafío a la comprensión y coherencia cristianas. No sólo no debe dejarnos “indiferentes”, sino nos obliga a “crecer” en el misterio de la acción amorosa, providente y misericordiosa de nuestro Padre-Dios.

12.- La fe sencilla y confiada de nuestra gente se expresa en rogativas, novenas, procesiones que conllevan sacrificios y una buena dosis de bálsamo y esperanza. Sn mitificaciones que conviertan la oración en una especie de talismán que todo lo arregla, ni en la espera de algo milagroso que solucione el problema sin el peso de un esfuerzo tesonero que nos recuerde que “a Dios rogando y con el mazo dando”.

13.- El ayuno en esta cuaresma, nos recuerda las tantas cosas que la mayoría de nuestra gente tiene que quitarse porque no tiene acceso a ellas. El coronavirus comporta una nueva plaga que nos obliga a fortalecer la creatividad en la ayuda y el acompañamiento a los más vulnerables. Y a quienes tienen mayor libertad de opciones a un cambio de planes que obliga a mirar al otro, al más necesitado. La Campaña Compartir 2020 “agua para todos” es ocasión para hacer del agua, “este sueño hecho de agua” que es vida, es la reina de la existencia y de la convivencia (Querida Amazonía 43). Cuando oímos hablar de que si se extiende la pandemia y no hay recursos suficientes, si se presentan dos enfermos, uno de 80 años y otro de 40, se deja al primero a su suerte y se atiende al segundo. Es el drama de que el vulnerable, el no nacido, el anciano, el enfermo terminal, el que no goza de juventud y de salud, no tiene derecho a existir. Buena anécdota para meditar sobre el valor de la existencia para el minusválido. Es el descartado, el que no tiene derechos.

14.- La limosna como expresión de la caridad, nos lleva a poner en práctica el espíritu de penitencia que se manifiesta en darnos y dar de lo nuestro. No de lo que nos sobra o de lo que podemos acaparar y otros no tienen acceso. Se mide este espíritu samaritano no solo por lo material, sino también por el don de nuestro tiempo, de nuestras capacidades y dominios, de nuestra creatividad y generosidad para superar las carencias con la caricia amorosa de la misericordia.

15.- Pretenden ser estos párrafos una invitación a compartirlos en común. Son un adelanto ante la eventualidad para que no seamos como las jóvenes necias que no estaban preparadas para la boda. Seguramente nos tocará asumir situaciones más difíciles en las que tenemos necesidad de confianza en una Providencia benéfica, asociadas con la realidad, presencia y actuación de un “Dios y Padre bueno”, con una “Madre afectuosa y disponible”, con “Jesús como hermano mayor Revelador”.

16.- Concluyo trascribiendo la oración del Papa Francisco a la Virgen romana del Divino Amor. Hagámosla nuestra, y que sea inspiradora de otras plegarias con rostro propio y cercano, al calor de las devociones marianas más tiernas a nuestra tradición religiosa.


Oración completa del Papa a la Virgen del Divino Amor


Oh María, Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza. Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante la Cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación del Pueblo Romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos. Y ha tomado sobre sí nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección. Amén.

Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos en la prueba y líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!

Con mi bendición y afecto



† BALTAZAR ENRIQUE PORRAS CARDOZO


Cardenal Arzobispo de Mérida y Administrador Apostólico de Caracas




Caracas, 12 de marzo de 2020.