QUE YA NADA TE PRIVE DE UNIRTE A CRISTO
Que ya nada te prive jamás de unirte a Cristo... Ora sin retardar, suplica con todo tu corazón, pide ardientemente, hasta que recibas. No te desanimes. Todas estas cosas se te concederán si, de buenas a primeras, con toda tu fe te haces violencia y confías a Dios tu preocupación y dejas lugar a la providencia divina para que obre allí donde tu habías previsto otra cosa. Cuando él verá tu voluntad, cuando verá que con toda pureza de corazón has confiado en él más que en ti mismo, y que te has violentado para esperar en él más que en tu propia alma, entonces este poder que tu desconoces vendrá a morar en ti. Y sentirás en todos tus sentidos el poder de aquél que, sin duda alguna, está en ti. Gracias a este poder son muchos los que entran en el fuego y no temen, caminan sobre el agua y no dudan.
Que ya nada te prive jamás de unirte a Cristo... Ora sin retardar, suplica con todo tu corazón, pide ardientemente, hasta que recibas. No te desanimes. Todas estas cosas se te concederán si, de buenas a primeras, con toda tu fe te haces violencia y confías a Dios tu preocupación y dejas lugar a la providencia divina para que obre allí donde tu habías previsto otra cosa. Cuando él verá tu voluntad, cuando verá que con toda pureza de corazón has confiado en él más que en ti mismo, y que te has violentado para esperar en él más que en tu propia alma, entonces este poder que tu desconoces vendrá a morar en ti. Y sentirás en todos tus sentidos el poder de aquél que, sin duda alguna, está en ti. Gracias a este poder son muchos los que entran en el fuego y no temen, caminan sobre el agua y no dudan.
(Isaac el Sirio siglo VII, monje cercano a Mossoul)
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