¿QUÉ ES EL CRISMÓN Y/O CRISTOGRAMA? ABREVIATURA DEL NOMBRE DE CRISTO


El crismón es un anagrama formado por la superposición de las dos primeras letras del nombre de Cristo en griego –Χριστος–, ji (X) y ro (P). Es símbolo de Cristo y emblema de victoria, tanto militar como espiritual –triunfo de la fe y triunfo sobre la muerte–, por lo cual es habitual encontrarlo asociado a contextos funerarios.

Atributos y formas de representación El diseño elemental del crismón resulta de superponer una ji (X) y una ro (P). Con frecuencia se incorpora un travesaño horizontal a una altura media, cuya intersección con el vástago de la ro lo asimila a la cruz y completa un número de ocho radios. Las letras A y Ω (esta última generalmente en su grafía minúscula) pueden aparecer flanqueándolo o quedando suspendidas de los brazos superiores de la ji o del vástago horizontal . Es habitual incluir el crismón dentro de una forma circular y presentarlo en esquemas compositivos de tipo heráldico, como la imago clipeata, frecuentemente portado por ángeles. En época medieval fue usual añadir signos, leyendas y rasgos adicionales que enriquecieron el tradicional símbolo del primer arte cristiano.

Entendido como símbolo cristiano, el crismón se asocia desde sus orígenes a la visión de Constantino con ocasión de la batalla del Puente Milvio contra Majencio. La tradición iconográfica identificó la cruz y el crismón, avistado por el emperador. Relatan el episodio y refieren la adopción del crismón como insignia imperial y divisa de los ejércitos constantiniano han dado lugar a diversos ensayos de reconstrucción del estandarte imperial. Referencias al crismón se encuentran también en la patrística.

En un plano litúrgico, el crismón ha sido relacionado con el rito de consagración de iglesias. Funcionaría como signo permanente de la ceremonia de dedicación en altares y puertas, enclaves donde su presencia se hace más evidente. Sabido es que una de las acciones fundamentales que integraban el ritual de la dedicación consistía en signar determinados espacios del templo con cruces, a las cuales se asimila el crismón en tanto que marca de Cristo. Por otra parte, en el trascurso de la liturgia consagratoria, el obispo trazaba en el suelo los alfabetos griego y latino cruzados en X, juego gráfico de profundas implicaciones eclesiológicas cuya materialización epigráfica pudo ser evocada por el crismón.

Con anterioridad a su incorporación al imaginario visual cristiano, la fórmula X+P fue utilizada por los paganos para abreviar determinadas palabras. Entre los monogramas que condensaron el nombre de Cristo en los primeros siglos del cristianismo, se distinguen tres variantes principales: desde el siglo III, la combinación de I+X y la asociación de ji y ro (X+P), a las que se suma el monograma cruciforme o cruz monogramática (T+P) en el siglo IV. preferentemente a lo largo de los siglos medievales.

De todas ellas, la formulación más característica de X+P será la mantenida Tras la temprana incorporación de las letras A y Ω, uno de los rasgos más destacados introducidos en época altomedieval consistió en la aparición de una letra S, generalmente en el extremo inferior de la ro. Se trata de la última letra del nombre de Cristo según una fórmula mixta grecolatina de gran extensión –Xpistus– abreviada XPS según el sistema de los nomina sacra. Su presencia es muy frecuente en la diplomática, y, llegado el románico, se incorpora de forma generalizada al arte monumental.

Durante los siglos XI y XII el crismón será objeto de múltiples variantes gráficas. Tal fenómeno puede relacionarse parcialmente con el principio estético de la variatio característico de la cultura artística románica. Sin embargo, otros casos evidencian alteraciones de mayor complejidad. Entre las diversas posibilidades, numerosos crismones incluyen el añadido de letras suplementarias que configuran diseños de difícil lectura, como el de la cripta del castillo de Loarre (Huesca, España). Otros alteran el orden habitual de sus componentes o se asocian a leyendas inscritas como la de origen carolingio Pax, Lux, Lex, Rex denominados por Daugé “crismones parlantes”.






Fuente: Francisco de Asís García García / Universidad Complutense de Madrid Dpto. Historia del Arte I (Medieval)  

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