“No tengo nada que dar a los pobres” Lun 23/11/2015

La misericordia no merece tan sólo ser alabada por la abundancia de favores, sino cuando procede de un pensar recto y misericordioso. Hay personas que dan y distribuyen mucho pero que no son consideras misericordiosas delante de Dios, y hay personas que no tienen nada, que no poseen nada, pero en su corazón se apiadan de todos. Estos, delante de Dios son considerados como perfectos misericordiosos y, en efecto, lo son. No digas, pues: "No tengo nada que dar a los pobres"; no te aflijas pensando que a causa de ello no puedes ser misericordioso. Si tienes algo, da eso que tienes; si no tienes nada, da, aunque sólo sea un pedazo de pan seco, con una intención verdaderamente misericordiosa y esto, delante de Dios, será considerado como misericordia perfecta.

Nuestro Señor, no ha loado a los que tiraban mucho en el cepillo; ha alabado a la viuda por haber echado dos pequeñas piezas que, con recta intención, había sacado de su indigencia para echarlas en el tesoro de Dios.   Es reputado misericordioso delante de Dios el hombre que tiene piedad de sus semejantes; una intención recta sin efectos visibles es mejor que muchas obras notorias sin recta intención.

(Youssef Bousnaya 869-979, monje sirio)

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