Oración De Arrepentimiento: En honor al Corazón Inmaculado de la Madre de la
Divina Misericordia, imploramos: piedad Señor, piedad de los inocentes, Rey de
Reyes, Señor de Señores, postrados a tus plantas te alabamos. Loado eres Misericordia Divina, mira nuestra
Fe y disposición en interceder por los
hermanos. Perdónanos te imploramos, sálvanos, libéranos, protégenos, báñanos
con la Sangre y el Agua de tu costado, todo te lo entregamos. Amén.
Decir 07 veces:
V/. Porque te amo, vivo. Porque me amas,
existo. Porque te amo, creo. Porque me amas, venzo. Porque te amo, confío.
Porque me amas, tengo.
R/. Porque te amo, camino. Porque me amas, eres sendero. Porque
te amo, río. Porque me amas, me abrazas. Porque te amo, solo tuyo soy y seré.
Porque me amas, tomas esta mi canción.
La esperanza Veterotestamentaria:
Todo el Antiguo Testamento
(A.T.) es un canto a la esperanza: promesas de Dios de alcanzar un mejor
porvenir; se espera y se confía en lo que Dios promete. Los judíos ponen su
esperanza en el Mesías, pero esperan en la salvación que él traerá, sin
considerarlo a él mismo como la salvación. Se trata así de una esperanza de la
esperanza; se trata de una primera etapa y no de la culminación de su
esperanza.
Es una esperanza
imperfecta y colectiva, pues tras la muerte, los judíos siguen esperando en el
seno de Abrahám. El judío no llega a alcanzar su fin. Es también imperfecta por
sus motivos de espera, que son externos y no tienen apoyo en sí mismos. Tienen
que estar constantemente pendientes de la acción de Dios, pues al no haber aún
redención no podían tener el apoyo en la confianza en Dios que llega por medio
de la gracia.
En resumen: La
esperanza del AT está centrada en el Mesías que trae la esperanza de poseer a
Dios. El motivo es real, pero no es el
apoyo firme, real, concreto que tenemos nosotros desde la venida de
Cristo. Es una esperanza colectiva.
*Definición de
esperanza: «La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de
los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra
confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas sino
en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo.
“Mantengamos firme
la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la promesa” (Hb 10,23).
“El Espíritu Santo que Él derramó sobre nosotros con largueza por medio de
Jesucristo nuestro Salvador para que, justificados por su gracia, fuésemos
constituidos herederos, en esperanza, de vida eterna” (Tt 3,6-7).»
«Por la esperanza
deseamos y esperamos de Dios con una firme confianza la vida eterna y las
gracias para merecerla.»
*Objeto de la
esperanza
Objeto material
(paralelo al CredereDeum de la fe): Primario: la vida eterna; Dios en primer
lugar, no en cuanto verdad, sino en cuanto Bien Supremo, Bien en sí mismo, pero
también bien para mí. Se espera la posesión, y por tanto, el gozo. Secundario:
los medios para alcanzar la vida eterna.
Objeto formal o
motivo (paralelo al Credere Deo de la fe): Es doble:
Las promesas de
Jesucristo: se apoyan en la veracidad de Dios que promete (Jn 14,3).
*El auxilio del
Espíritu Santo: se apoya en la omnipotencia de Dios, y en particular, su
misericordia (1 Cor 15,17-20).
Conviene notar que
no todo el contenido de la esperanza está en el futuro, pues los medios ya los
tenemos, por lo que las promesas de Cristo no están puestas “en el aire”, sino
que los mismos medios son ya prenda (una parte) de la gloria futura. (1 Jn
3,1-3)
Oración
Final: Divino
Espíritu Santo, que nos vivifica y nos
santifica en el amor del Padre y del Hijo, bendice y aviva el fuego de tu amor
Divino en las almas de tus soldados de ALCEMTRAR. Para que sean fieles e
invencibles en la lucha, contra el poder de las tinieblas, por el reino de
Jesucristo, que es amor y misericordia; brille con toda su fuerza y resplandor
en su santa iglesia y el mundo entero.
Recibe
nuestras vidas, nuestro trabajo, sufrimiento
y dolores, como una ofrenda agradable a tus ojos; que nuestros corazones ardan
como hornos ardientes de amor por ti y para ti. Nos dirigimos a ti, Madre
Santísima María y siempre Virgen, que eres Madre de amor y Misericordia,
alcánzanos del Señor fuente y manantial inagotable de la Divina Misericordia,
las gracias necesarias de la entrega y de la fidelidad en los momentos más
difíciles, para que nada ni nadie nos separe de tu Divino Hijo Jesús.
Santísima
Madre haced, de nuestras vidas sagrarios vivientes de oración y adoración a la
Santísima Trinidad en la Eucaristía, que seamos almas adoradoras y reparadoras hoy y siempre. Amén
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