Día 02 de la Novena “La Esperanza, ánimo en el camino”


En el nombre del Padre y del Hijo…
Oración De Arrepentimiento: En honor al Corazón Inmaculado de la Madre de la Divina Misericordia, imploramos: piedad Señor, piedad de los inocentes, Rey de Reyes, Señor de Señores, postrados a tus plantas te alabamos.  Loado eres Misericordia Divina, mira nuestra Fe y disposición en interceder  por los hermanos. Perdónanos te imploramos, sálvanos, libéranos, protégenos, báñanos con la Sangre y el Agua de tu costado, todo te lo entregamos. Amén.

Decir 07 veces:
V/. Porque te amo, vivo. Porque me amas, existo. Porque te amo, creo. Porque me amas, venzo. Porque te amo, confío. Porque me amas, tengo.
R/. Porque te amo,  camino. Porque me amas, eres sendero. Porque te amo, río. Porque me amas, me abrazas. Porque te amo, solo tuyo soy y seré. Porque me amas, tomas esta mi canción.

La esperanza Veterotestamentaria:
Todo el Antiguo Testamento (A.T.) es un canto a la esperanza: promesas de Dios de alcanzar un mejor porvenir; se espera y se confía en lo que Dios promete. Los judíos ponen su esperanza en el Mesías, pero esperan en la salvación que él traerá, sin considerarlo a él mismo como la salvación. Se trata así de una esperanza de la esperanza; se trata de una primera etapa y no de la culminación de su esperanza.
Es una esperanza imperfecta y colectiva, pues tras la muerte, los judíos siguen esperando en el seno de Abrahám. El judío no llega a alcanzar su fin. Es también imperfecta por sus motivos de espera, que son externos y no tienen apoyo en sí mismos. Tienen que estar constantemente pendientes de la acción de Dios, pues al no haber aún redención no podían tener el apoyo en la confianza en Dios que llega por medio de la gracia.
En resumen: La esperanza del AT está centrada en el Mesías que trae la esperanza de poseer a Dios.  El motivo es real, pero no es el apoyo firme, real, concreto que tenemos nosotros desde la venida de Cristo.  Es una esperanza colectiva. 
*Definición de esperanza: «La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo.
“Mantengamos firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la promesa” (Hb 10,23). “El Espíritu Santo que Él derramó sobre nosotros con largueza por medio de Jesucristo nuestro Salvador para que, justificados por su gracia, fuésemos constituidos herederos, en esperanza, de vida eterna” (Tt 3,6-7).»
«Por la esperanza deseamos y esperamos de Dios con una firme confianza la vida eterna y las gracias para merecerla.»
*Objeto de la esperanza
Objeto material (paralelo al CredereDeum de la fe): Primario: la vida eterna; Dios en primer lugar, no en cuanto verdad, sino en cuanto Bien Supremo, Bien en sí mismo, pero también bien para mí. Se espera la posesión, y por tanto, el gozo. Secundario: los medios para alcanzar la vida eterna.
Objeto formal o motivo (paralelo al Credere Deo de la fe): Es doble:
Las promesas de Jesucristo: se apoyan en la veracidad de Dios que promete (Jn 14,3).
*El auxilio del Espíritu Santo: se apoya en la omnipotencia de Dios, y en particular, su misericordia (1 Cor 15,17-20).
Conviene notar que no todo el contenido de la esperanza está en el futuro, pues los medios ya los tenemos, por lo que las promesas de Cristo no están puestas “en el aire”, sino que los mismos medios son ya prenda (una parte) de la gloria futura. (1 Jn 3,1-3)

Oración Final: Divino Espíritu Santo, que nos vivifica y  nos santifica en el amor del Padre y del Hijo, bendice y aviva el fuego de tu amor Divino en las almas de tus soldados de ALCEMTRAR. Para que sean fieles e invencibles en la lucha, contra el poder de las tinieblas, por el reino de Jesucristo, que es amor y misericordia; brille con toda su fuerza y resplandor en su santa iglesia y el mundo entero.
Recibe nuestras vidas, nuestro  trabajo, sufrimiento y dolores, como una ofrenda agradable a tus ojos; que nuestros corazones ardan como hornos ardientes de amor por ti y para ti. Nos dirigimos a ti, Madre Santísima María y siempre Virgen, que eres Madre de amor y Misericordia, alcánzanos del Señor fuente y manantial inagotable de la Divina Misericordia, las gracias necesarias de la entrega y de la fidelidad en los momentos más difíciles, para que nada ni nadie nos separe de tu Divino Hijo Jesús.
Santísima Madre haced, de nuestras vidas sagrarios vivientes de oración y adoración a la Santísima Trinidad en la Eucaristía, que seamos almas adoradoras  y reparadoras hoy y siempre. Amén
 REDES SOCIALES ALCEMTRAR


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