Oración De Arrepentimiento: En honor al Corazón Inmaculado de la Madre de la
Divina Misericordia, imploramos: piedad Señor, piedad de los inocentes, Rey de
Reyes, Señor de Señores, postrados a tus plantas te alabamos. Loado eres Misericordia Divina, mira nuestra
Fe y disposición en interceder por los
hermanos. Perdónanos te imploramos, sálvanos, libéranos, protégenos, báñanos
con la Sangre y el Agua de tu costado, todo te lo entregamos. Amén.
Decir 07 veces:
V/. Porque te amo, vivo. Porque me amas,
existo. Porque te amo, creo. Porque me amas, venzo. Porque te amo, confío.
Porque me amas, tengo.
R/. Porque te amo, camino. Porque me amas, eres sendero. Porque
te amo, río. Porque me amas, me abrazas. Porque te amo, solo tuyo soy y seré.
Porque me amas, tomas esta mi canción.
Propiedades de la Esperanza:
*Sobrenatural: Por
su objeto, por su motivo, por su origen.
«Cuando Dios se
revela y llama al hombre, éste no puede responder plenamente al amor divino por
sus propias fuerzas. Debe esperar que Dios le dé la capacidad de devolverle el
amor y de obrar conforme a los mandamientos de la caridad. La esperanza es la
espera confiada de la bendición divina y de la visión bienaventurada de Dios;
es también el temor de ofender al amor de Dios y de provocar el castigo.»
*Firme y segura:
pero no es cierta; el concepto de certeza corresponde al entendimiento, por lo
que es propio de la fe. El motivo de seguridad y firmeza está en la
omnipotencia de Dios, no en las propias fuerzas.
«La esperanza es
“el ancla del alma”, segura y firme, “que penetra...a donde entró por nosotros
como precursor Jesús” (Hb 6,19-20). Es también un arma que nos protege en el
combate de la salvación: “Revistamos la coraza de la fe y de la caridad, con el
yelmo de la esperanza de salvación” (1 Ts 5,8).»
*Viva y eficaz: en
esto es análoga a la fe; si es lo suficientemente grande, puede ser
omnipotente; se participa del poder de Dios, a través de la esperanza.
Perseverante y paciente:
la esperanza nos hace esperar (1 Pe 3,8-9).
«En toda circunstancia, cada uno debe esperar,
con la gracia de Dios, “perseverar hasta el fin” (cf. Mt 10,22; cf. Cc de
Trento: DS 1541) y obtener el gozo del cielo, como eterna recompensa de Dios
por las obras buenas realizadas con la gracia de Cristo. En la esperanza, la
Iglesia implora que “todos los hombres se salven” (1 Tm 2,4). Espera estar en
la gloria del cielo unida a Cristo, su esposo.»
Humilde: Significa
dar el no a nuestras propias fuerzas y dar el sí a Dios; en la medida en que en
el camino hacia Dios me apoyo en algo mío, le quito apoyo a Dios, que es en
quien único puedo apoyarme; el apoyo en Dios es el que da las fuerzas, no el
apoyo en uno mismo.
1 Cor 1,27: “Ha
escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha
escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte.”
2 Cor 12,10: “Por
eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las
persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil,
entonces es cuando soy fuerte.”
Alegre y optimista:
La esperanza es como una participación de lo que esperamos y por tanto da
alegría, alegría que a su vez da optimismo porque tiene todos los medios en la
fuerza de Dios.
Rom 12,12: “…con la
alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la
oración…”
Rom 15,13: “El Dios
de la esperanza os colme de todo gozo y paz en vuestra fe, hasta rebosar de
esperanza por la fuerza del Espíritu
Santo.”
Oración
Final: Divino
Espíritu Santo, que nos vivifica y nos
santifica en el amor del Padre y del Hijo, bendice y aviva el fuego de tu amor
Divino en las almas de tus soldados de ALCEMTRAR. Para que sean fieles e
invencibles en la lucha, contra el poder de las tinieblas, por el reino de
Jesucristo, que es amor y misericordia; brille con toda su fuerza y resplandor
en su santa iglesia y el mundo entero.
Recibe
nuestras vidas, nuestro trabajo,
sufrimiento y dolores, como una ofrenda agradable a tus ojos; que nuestros
corazones ardan como hornos ardientes de amor por ti y para ti. Nos dirigimos a
ti, Madre Santísima María y siempre Virgen, que eres Madre de amor y
Misericordia, alcánzanos del Señor fuente y manantial inagotable de la Divina
Misericordia, las gracias necesarias de la entrega y de la fidelidad en los
momentos más difíciles, para que nada ni nadie nos separe de tu Divino Hijo
Jesús.
Santísima
Madre haced, de nuestras vidas sagrarios vivientes de oración y adoración a la
Santísima Trinidad en la Eucaristía, que seamos almas adoradoras y reparadoras hoy y siempre. Amén
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