Oración De Arrepentimiento: En honor al Corazón Inmaculado de la Madre de la
Divina Misericordia, imploramos: piedad Señor, piedad de los inocentes, Rey de
Reyes, Señor de Señores, postrados a tus plantas te alabamos. Loado eres Misericordia Divina, mira nuestra
Fe y disposición en interceder por los
hermanos. Perdónanos te imploramos, sálvanos, libéranos, protégenos, báñanos
con la Sangre y el Agua de tu costado, todo te lo entregamos. Amén.
Decir 07 veces:
V/. Porque te amo, vivo. Porque me amas,
existo. Porque te amo, creo. Porque me amas, venzo. Porque te amo, confío.
Porque me amas, tengo.
R/. Porque te amo, camino. Porque me amas, eres sendero. Porque
te amo, río. Porque me amas, me abrazas. Porque te amo, solo tuyo soy y seré.
Porque me amas, tomas esta mi canción.
Errores más significativos sobre la Esperanza
*Pelagianismo:
Afirma que el hombre con sus propias fuerzas, sin ayuda de la gracia, es capaz
de alcanzar la salvación. Esta afirmación, condenada por el concilio Arausicano
II, sobrevalora las fuerzas humanas a la vez que infravalora la fuerza de la
gracia.
La esperanza
cristiana se apoya en los auxilios recibidos de Dios por medio de la gracia, no
se apoya en las meras fuerzas humanas. El pelagianismo se manifiesta en el
voluntarismo.
*Protestantismo:
Lutero: utiliza un concepto de fe que es en el fondo esperanza. Trento, en la
sesión VI, sobre la justificación, canon 26: afirma que hay que esperar la
salvación por la misericordia de Dios y por los méritos de Cristo. En el
capítulo 13 de la misma sesión se añade: el que cree llega a la esperanza de la
gloria de la salvación, pero no llega todavía a la gloria. Tenemos esperanza de
salvarnos, pero no tenemos seguridad de salvarnos como afirma Lutero.
La esperanza no es
segura, por eso hay fe; sólo estamos seguros de los medios.
*Calvino: anula por
completo la esperanza al afirmar que ya está predeterminado quien se salva y
quien se condena.
*Quietismo: Se
trata del caso opuesto al pelagianismo, afirmando un misticismo exagerado. Se
llama quietismo a la actitud que propone un abandono radical en la voluntad de
Dios, al punto de uno no hacer nada; Dios actúa, más no el sujeto.
*Eckhart:
(condenado por Juan XXII) afirma que no hay que buscar la propia santidad, ni
el premio, ni la salvación propias; sólo hay que dedicarse a la búsqueda de
Dios. El amor a Dios debe ser desinteresado, tan desinteresado que se
desentienda de todo interés o pensamiento egoísta como lo sería el deseo de la
propia salvación.
*Miguel de Molinos:
(condenado por Inocencio XI) afirma que el que entrega a Dios su libre albedrío
no debe preo-cu-par-se por nada, ni de la propia salvación, ni de la santidad,
renunciando a las virtudes, etc., y así purificará su esperanza.
*Semiquietismo:
(condenado por Inocencio XII) “existe un estado habitual de amor a Dios que es
una caridad pero en la que no hay ninguna mezcla de interés personal, ni de
temor a las penas ni de deseo de resurrección.” No se puede amar a Dios sin
algo de amor propio, pues se parte primero de haber sido amado por Dios.
Oración
Final: Divino
Espíritu Santo, que nos vivifica y nos
santifica en el amor del Padre y del Hijo, bendice y aviva el fuego de tu amor
Divino en las almas de tus soldados de ALCEMTRAR. Para que sean fieles e
invencibles en la lucha, contra el poder de las tinieblas, por el reino de
Jesucristo, que es amor y misericordia; brille con toda su fuerza y resplandor
en su santa iglesia y el mundo entero.
Recibe
nuestras vidas, nuestro trabajo,
sufrimiento y dolores, como una ofrenda agradable a tus ojos; que nuestros
corazones ardan como hornos ardientes de amor por ti y para ti. Nos dirigimos a
ti, Madre Santísima María y siempre Virgen, que eres Madre de amor y
Misericordia, alcánzanos del Señor fuente y manantial inagotable de la Divina
Misericordia, las gracias necesarias de la entrega y de la fidelidad en los
momentos más difíciles, para que nada ni nadie nos separe de tu Divino Hijo
Jesús.
Santísima
Madre haced, de nuestras vidas sagrarios vivientes de oración y adoración a la
Santísima Trinidad en la Eucaristía, que seamos almas adoradoras y reparadoras hoy y siempre. Amén
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