Día 05 de la Novena “La Esperanza, Refugio Del Pecador”


En el nombre del Padre y del Hijo…
Oración De Arrepentimiento: En honor al Corazón Inmaculado de la Madre de la Divina Misericordia, imploramos: piedad Señor, piedad de los inocentes, Rey de Reyes, Señor de Señores, postrados a tus plantas te alabamos.  Loado eres Misericordia Divina, mira nuestra Fe y disposición en interceder  por los hermanos. Perdónanos te imploramos, sálvanos, libéranos, protégenos, báñanos con la Sangre y el Agua de tu costado, todo te lo entregamos. Amén.

Decir 07 veces:
V/. Porque te amo, vivo. Porque me amas, existo. Porque te amo, creo. Porque me amas, venzo. Porque te amo, confío. Porque me amas, tengo.
R/. Porque te amo,  camino. Porque me amas, eres sendero. Porque te amo, río. Porque me amas, me abrazas. Porque te amo, solo tuyo soy y seré. Porque me amas, tomas esta mi canción.

La necesidad de la esperanza:
Se aplica aquí lo dicho respecto a la necesidad de la fe, La virtud de la esperanza es necesaria para la salvación. Los actos de esperanza son requeridos de todo aquel que tenga uso de razón; en la fe se añadía que éstos tenían que ser públicos, y con unas determinadas verdades en su contenido, pero en la virtud de la esperanza esto no se especifica. Se busca la propia salvación, por lo que no se requiere propiamente que el acto de esperanza sea público.

Oración Final: Divino Espíritu Santo, que nos vivifica y  nos santifica en el amor del Padre y del Hijo, bendice y aviva el fuego de tu amor Divino en las almas de tus soldados de ALCEMTRAR. Para que sean fieles e invencibles en la lucha, contra el poder de las tinieblas, por el reino de Jesucristo, que es amor y misericordia; brille con toda su fuerza y resplandor en su santa iglesia y el mundo entero.
Recibe nuestras vidas, nuestro  trabajo, sufrimiento y dolores, como una ofrenda agradable a tus ojos; que nuestros corazones ardan como hornos ardientes de amor por ti y para ti. Nos dirigimos a ti, Madre Santísima María y siempre Virgen, que eres Madre de amor y Misericordia, alcánzanos del Señor fuente y manantial inagotable de la Divina Misericordia, las gracias necesarias de la entrega y de la fidelidad en los momentos más difíciles, para que nada ni nadie nos separe de tu Divino Hijo Jesús.
Santísima Madre haced, de nuestras vidas sagrarios vivientes de oración y adoración a la Santísima Trinidad en la Eucaristía, que seamos almas adoradoras  y reparadoras hoy y siempre. Amén
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