Oración De Arrepentimiento: En honor al Corazón Inmaculado de la Madre de la
Divina Misericordia, imploramos: piedad Señor, piedad de los inocentes, Rey de
Reyes, Señor de Señores, postrados a tus plantas te alabamos. Loado eres Misericordia Divina, mira nuestra
Fe y disposición en interceder por los
hermanos. Perdónanos te imploramos, sálvanos, libéranos, protégenos, báñanos
con la Sangre y el Agua de tu costado, todo te lo entregamos. Amén.
Decir 07 veces:
V/. Porque te amo, vivo. Porque me amas,
existo. Porque te amo, creo. Porque me amas, venzo. Porque te amo, confío.
Porque me amas, tengo.
R/. Porque te amo, camino. Porque me amas, eres sendero. Porque
te amo, río. Porque me amas, me abrazas. Porque te amo, solo tuyo soy y seré.
Porque me amas, tomas esta mi canción.
La necesidad de la esperanza:
Se aplica aquí lo
dicho respecto a la necesidad de la fe, La virtud de la esperanza es necesaria
para la salvación. Los actos de esperanza son requeridos de todo aquel que
tenga uso de razón; en la fe se añadía que éstos tenían que ser públicos, y con
unas determinadas verdades en su contenido, pero en la virtud de la esperanza
esto no se especifica. Se busca la propia salvación, por lo que no se requiere
propiamente que el acto de esperanza sea público.
Oración
Final: Divino
Espíritu Santo, que nos vivifica y nos
santifica en el amor del Padre y del Hijo, bendice y aviva el fuego de tu amor Divino
en las almas de tus soldados de ALCEMTRAR. Para que sean fieles e invencibles
en la lucha, contra el poder de las tinieblas, por el reino de Jesucristo, que
es amor y misericordia; brille con toda su fuerza y resplandor en su santa
iglesia y el mundo entero.
Recibe
nuestras vidas, nuestro trabajo,
sufrimiento y dolores, como una ofrenda agradable a tus ojos; que nuestros
corazones ardan como hornos ardientes de amor por ti y para ti. Nos dirigimos a
ti, Madre Santísima María y siempre Virgen, que eres Madre de amor y
Misericordia, alcánzanos del Señor fuente y manantial inagotable de la Divina
Misericordia, las gracias necesarias de la entrega y de la fidelidad en los
momentos más difíciles, para que nada ni nadie nos separe de tu Divino Hijo
Jesús.
Santísima
Madre haced, de nuestras vidas sagrarios vivientes de oración y adoración a la
Santísima Trinidad en la Eucaristía, que seamos almas adoradoras y reparadoras hoy y siempre. Amén
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